-No sé, murmura Manuela compungida. –A veces me despierto en la noche y lo veo junto a mí, le hablo, me habla, nos reímos…Me gusta sentir sus brazos rodeando mi cuerpo y abrigándolo mientras me duermo y oigo cómo me dice cuanto me quiere al oído. Luego, cuando todo queda en silencio, acaricia mi pelo y se despide de mis sábanas con cuidado, sin hacer ruido… Sabe que nunca me gustó que me despertasen… abre la puerta y se marcha.
Usted se empeña en decirme que son recuerdos, pero yo le
repito que se equivoca, porque cada noche nuestro amor se hace infinito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario