Desde la habitación de su hermanita y asomado a la ventana, el joven Mahmud fija hoy su mirada en la vieja y
escombrada calle de la vieja Nusairat .
Paredes desnudas levantadas un día para dar calor a su familia hoy aparecen
rasgadas con cicatrices sobre sus muros al igual que las jóvenes marca que ya
biografían su piel.
-¡Mahmud!, le llamó su padre desde la cocina.-Avisa a Riham, vamos a
comer.Seguidamente… un ruido en el cielo, un pausado silencio y una ciega oscuridad...
Hoy, desde aquella habitación, con doce años y mientras aprieta su
kalashnikov recuerda cuando dejó de ser niño.
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