Ahora ya vestido de astronauta bajó las
escaleras de su edificio, se detuvo en
el paso de peatones, miró el semáforo: verde... Cruzó la avenida y entró una vez más en aquel supermercado.
Se movía de manera aparatosa, lenta e imprecisa por la falta de gravedad.
- Bonita mañana Lucía- Saludó por la
espalda a su cajera favorita.
Ella , se giró al oír su nombre , reconoció aquella voz...El labio inferior le temblaba , al igual que su mano izquierda, aún con los cincuenta euros de la clienta.
Alberto
sujetó su mano: - Deseo ser parte de tu universo-.
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