Foto: José M Sieres |
En nuestro hotelito |
La habitación
parece nueva y en ella, una de las camas más
confortables que he podido disfrutar a lo largo de mis viajes. Sus almohadones
hacen que una vez que te tumbes en ella, corras el peligro de variarte cualquier plan del día y abandonarte a la desidia .
Desde nuestra ventana, se puede observar, al lado del edificio, una
librería con unos pocos metros cuadrados de parque que nos invita una vez que entres , quieras perderte en
alguna aventura que se nos cuente…
Aún nos quedó mucho por
ver, tenemos nuevos planes , nuevas rutas
que seguir y compañía de amigos
con los que fuimos o coincidimos alli
y celebrar , que todos juntos, a muchos kilómetros de donde nos conocimos,
seguimos siendo los mismos.
Una cercana cafetería nos dará cada mañana la
bienvenida con un par de croissant calientes y un café... Más tarde, en un horno también próximo, los
compraremos recién hechos..¡ ummm,deliciosos...! Y es que todos los dichos y topicidades
que se suelen contar de París , se hacen ciertas en nuestro camino. Hace
fresco, siempre abandonamos temprano el hotel para aprovechar al máximo el día
, niños que van en fila agarrados de la mano y acompañados por una auxiliar hacia el
colegio,este es grande, con jardines, con cierto estilo neoclásico,en sus
alrededores sigue oliendo al horno de los croissant...Frente a el,la boca de metro, que nos llevará y una vez más, a disfrutar de tan maravillosa ciudad en la que nunca imaginé sentirme tan agusto...
Pero dí quién te descubrió una de tus ciudades favoritas....andaaaa, diloooooo!
ResponderEliminarEso eso, que Raquel se lo merece...
ResponderEliminarDespués de leer tu entrada dan ganas de volver...
Un abrazo Jose
Ya os habéis adelantado a los acontecimientos...
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