Foto: José M Sieres |
Dos
metros
es
el espacio que conformaría
nuestro
redondo y giratorio mundo…
Dos
metros por dos…
El
juego de parchís que jugamos
en
el tablero de la cama
de
nuestra habitación.
Una
distancia más corta,
casi
imperceptible,
el
hueco del portal que nos cubre de la lluvia;
mientras aquellas escurridizas gotas
que
a traición te alcanzaron,
resbalan
por tu rostro
y desordenan aquella sombra de ojos
reinventando
una nueva mirada…
y el
combo de palomitas vacío
excusa y motivo de movimientos inadecuados e indecentes .
La primera hoja de nuestro cuento favorito;
único objeto que nos llevaríamos
para
sobrevivir en la isla desierta
en la que todo adolescente
acaba
naufragando una vez…
que
al abrir la persiana de nuestro cuarto,
se colaron tras abandonar la luz
del
sol transformándose
en
los mil deseos de mariposas
que
nos buscan bajo las sábanas.